martes, 23 de agosto de 2011

El genio que se escapó de la lámpara

Las Mil y Una Noches ha sido uno de mis libros preferidos. Esa mezcla de historias hindúes, persas, sirias, abisinias, griegas y egipcias, siempre me fascinó de una manera muy especial.

Claro que mi personaje favorito fue y lo sigue siendo la increíble Sherezade. Esa narradora y fabuladora excepcional, la más feminista de todas las mujeres de la historia que conquista y doblega al Sultán con sus narraciones (y con la misma técnica de los alcohólicos anónimos: sólo por hoy) todavía alimenta mis fantasías al igual que hace miles de años.

También me encantaba el genio de la lámpara de Aladino. Qué carácter. Qué mala onda que tenía. Con el tiempo supe que los ifrits (seres de la mitología popular árabe) siempre tenían ese comportamiento bipolar: pasaban de la amabilidad extrema al maltrato más absoluto sin plano de continuidad. Unos caprichosos totales, tal vez porque estar encerrados en una botella o en una lámpara (da igual) le agria el humor a cualquiera. Y qué problema cuando el genio arisco se escapaba de la lámpara. Tan incontrolable como un elefante en un bazar.

Esta metáfora tan conocida por todos, fue la que utilizó el analista internacional Ed García en un reportaje publicado en el diario La Nación "La rebelión imparable", para comentar la situación que se vive hoy a nivel global. Pareciera que el genio se escapó de la lámpara y no hay manera de hacerlo regresar.

Un genio ubicuo, terrible y cambiante
. Que lo mismo le da aparecerse en el 2007 en los suburbios de París y despertar la furia dormida de un montón de jóvenes sin futuro, marginados del sistema y convertir a Paris en un infierno, que recorrer el Oriente Medio y movilizar a miles de personas para exigir cambios urgentes. Un genio metamórfico y burlón producto de años de hartazgo que muta en cosas aparentemente muy distintas porque ya no hay continente que lo contenga, el malestar que siente es enorme y siempre reclama algo. A veces civilizadamente, otras no tanto.

Un genio que grita un "ya no va más" de muchas formas. En mayo tomó la Puerta del Sol, hace apenas unos días se paseó por Londres saqueando y quemando todo lo que se encontraba a su paso. Últimamente ha estado en Santiago reclamando educación gratuita y en Trípoli en estos momentos está en medio de un caos fenomenal. Un genio increíblemente rebelde para el que ya no sirven las seguridades de antaño y para el que las verdades absolutas del sistema, son simplemente castillos de naipes. Y sin vuelta atrás, pareciera estar muy dispuesto a derrumbarlos.

A 20 años de la caída de la URRS y del final de la “Guerra Fría”. A 20 años del triunfo absoluto del capital y los bancos, como diría Hamlet "there is something rotten in Denmark". Ya no hay botella que contenga al genio, ni lámpara, ni burbuja. Sólo una enorme confusión.

Todo patas para arriba. Todo sin borde. Entonces, con extremo sigilo, habría que buscar una voz que nos cuente algo nuevo. Que nos haga dormir en paz. Que nos calme. Como Sherezade al Sultán.

martes, 9 de agosto de 2011

Divino Esplendor.

Mientras los congresistas del Tea Party celebran en unas hermosas tacitas de té francesas el fracaso de Obama. Mientras las bolsas del mundo caen en picada y en Israel unos miles de indignados copan las calles, protestando por el costo insostenible de la vida y la vivienda. Mientras en Santiago los estudiantes claman por educación pública. Y en Londres miles de personan repudian la muerte de un joven inmigrante a manos de la policía y queman autos y edificios dispuestos a todo…Mientras en Siria y en Libia la guerra y las muertes no paran. Y en Somalia la hambruna acaba con la vida de muchos…Mientras todo esto pasa, Benedicto XVI –ajeno a los dramas del mundo- termina sus preparativos en sus aposentos vaticanos y espera que llegue pronto el 16 de Agosto para celebrar en Madrid la Vigésima “Jornada Mundial de la Juventud” con más de un millón y medio de peregrinos venidos de todos los rincones del mundo.

Por supuesto que la idea de estas Jornadas maravillosas la tuvo su mediático antecesor el Beato Juan Pablo II , quien las empezó a celebrar en 1984, para incentivar la participación juvenil en la iglesia. Pero después de 27 años, las que se van a llevar a cabo durante 4 días en Madrid, serán sin lugar a dudas, las más espectaculares de todas.

Sus organizadores dicen que el costo de este apoteósico acontecimiento de la cristiandad está por el orden de los 50 millones de euros. Sus detractores hablan de más de 100 millones. Cualquiera de las dos cifras suena terriblemente escandalosa en un país minado por la crisis, el desempleo y la incertidumbre. Pero claro, la religión siempre está por encima de esas situaciones incómodas.

El clímax de esos 4 días será la misa que oficiará el papa el domingo 21. En un escenario digno de cualquier producción hollywoodense, donde se recreará el paisaje de colinas del “Sermón de la Montaña”, desde la más alta, y con todo el esplendor papal que tanto le encanta, Benedicto XVI dará su misa cobijado por un enorme árbol de metal que rociará diminutas gotas micronizadas para refrescarlo a él y a la audiencia vip del calor sofocante del verano. En los dos mil asientos dispuestos en la enorme plataforma alrededor suyo, estarán políticos, reyes, obispos y cardenales que lo tratarán no como a un humilde siervo de Dios, sino como a un emperador con muchísimo poder.

Por suerte no todo el conglomerado católico está de acuerdo con tanto esplendor. Muchos cuestionan de manera contundente el contrasentido de unas Jornadas que lejos del sentido cristiano original, están marcadas por el lujo, la ostentación y la desmesura económica.

Dos caras de una misma moneda. Millones de euros para que un hombre, el más siervo de todos los siervos, no se deshidrate. Y por otro lado, millones de personas muriéndose de sed y de hambre y no porque no haya comida o agua, sino simplemente porque a nadie le importa. Incluyendo al más siervo de todos los siervos.