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domingo, 22 de enero de 2012

Bagatelas


Reflexiones inútiles luego de leer el diario...

1. Dos ONG dicen que la muerte el año pasado de más de 50.000 personas en el Cuerno de Africa a causa de la hambruna, se habría evitado si la ayuda humanitaria hubiera llegado a tiempo. A ver… a ver… Ummmm…Somalia, Etiopía, Kenia y ¿cómo era que se llamaba el otro país? Ah sí, Djibouti... Claro, con ese nombre ¿quién se va a enterar de que alli alguien se muere de hambre?

2. En el mismo diario: El FMI necesita un billón de dólares para salvar a los países europeos de la crisis. La cifra en sí misma es elocuente. ¿Para ayudas humanitarias se manejará el mismo presupuesto?

3. Leo también muchas noticias relacionadas con Francesco Schettino y pienso que la suerte es muy engañosa. Lo que a primera vista pareciera una bendición, luego se convierte en una pesadilla interminable. Schettino, tuvo la inmensa suerte de caer accidentalmente en un bote salvavidas y ser uno de los primeros en salvarse del naufragio del Costa Concordia. Y sin tiempo para agradecerle a dios tanta bondad, ya le estaban cayendo encima el equivalente a 10.000 cruceros en críticas y cuestionamientos. Sin lugar a dudas, hay algo que dejó claro Schettino: estos no son tiempos para grandes proezas.

4. Divago sobre Africa, naufragios varios y gestos heroicos y mi mente me lleva a aquel general canadiense, Roméo Alain Dallaire. Comandante de la fallida UNAMIR, Dallaire trató por todos los medios de impedir en 1994 el genocidio de más de 1 millon de personas en Ruanda. Fue desoído. Casi los mismos países que retrasaron la ayuda humanitaria en el Cuerno de Africa, fueron los que le dieron la espalda a Dallaire y a más de 2 millones de personas. A pesar de todo, Dellaire con muy pocos recursos, pudo salvarle la vida a más de 20.000 tutsis ...

5. Vuelvo al diario. Leo que los sobrevivientes del crucero encallado en las costas del Mediterráneo sólo tuvieron palabras de agradecimiento para los habitantes de la isla de Giglio. 1.500 almas que al instante del accidente se lanzaron al mar para rescatar y ayudar a los pasajeros que, en menos de 2 horas, vieron cómo su promesa de navegar por mares de ensueño se convirtió en la versión devaluada del Titanic. Esta vez sin iceberg, sin orquesta y a escasa distancia de la costa.

6. Cierro el diario. Tengo dudas. Muchas preguntas... No sé. Mi mente no para. Pienso y pienso cosas...Puras tonterías...Puras bagatelas.

martes, 9 de agosto de 2011

Divino Esplendor.

Mientras los congresistas del Tea Party celebran en unas hermosas tacitas de té francesas el fracaso de Obama. Mientras las bolsas del mundo caen en picada y en Israel unos miles de indignados copan las calles, protestando por el costo insostenible de la vida y la vivienda. Mientras en Santiago los estudiantes claman por educación pública. Y en Londres miles de personan repudian la muerte de un joven inmigrante a manos de la policía y queman autos y edificios dispuestos a todo…Mientras en Siria y en Libia la guerra y las muertes no paran. Y en Somalia la hambruna acaba con la vida de muchos…Mientras todo esto pasa, Benedicto XVI –ajeno a los dramas del mundo- termina sus preparativos en sus aposentos vaticanos y espera que llegue pronto el 16 de Agosto para celebrar en Madrid la Vigésima “Jornada Mundial de la Juventud” con más de un millón y medio de peregrinos venidos de todos los rincones del mundo.

Por supuesto que la idea de estas Jornadas maravillosas la tuvo su mediático antecesor el Beato Juan Pablo II , quien las empezó a celebrar en 1984, para incentivar la participación juvenil en la iglesia. Pero después de 27 años, las que se van a llevar a cabo durante 4 días en Madrid, serán sin lugar a dudas, las más espectaculares de todas.

Sus organizadores dicen que el costo de este apoteósico acontecimiento de la cristiandad está por el orden de los 50 millones de euros. Sus detractores hablan de más de 100 millones. Cualquiera de las dos cifras suena terriblemente escandalosa en un país minado por la crisis, el desempleo y la incertidumbre. Pero claro, la religión siempre está por encima de esas situaciones incómodas.

El clímax de esos 4 días será la misa que oficiará el papa el domingo 21. En un escenario digno de cualquier producción hollywoodense, donde se recreará el paisaje de colinas del “Sermón de la Montaña”, desde la más alta, y con todo el esplendor papal que tanto le encanta, Benedicto XVI dará su misa cobijado por un enorme árbol de metal que rociará diminutas gotas micronizadas para refrescarlo a él y a la audiencia vip del calor sofocante del verano. En los dos mil asientos dispuestos en la enorme plataforma alrededor suyo, estarán políticos, reyes, obispos y cardenales que lo tratarán no como a un humilde siervo de Dios, sino como a un emperador con muchísimo poder.

Por suerte no todo el conglomerado católico está de acuerdo con tanto esplendor. Muchos cuestionan de manera contundente el contrasentido de unas Jornadas que lejos del sentido cristiano original, están marcadas por el lujo, la ostentación y la desmesura económica.

Dos caras de una misma moneda. Millones de euros para que un hombre, el más siervo de todos los siervos, no se deshidrate. Y por otro lado, millones de personas muriéndose de sed y de hambre y no porque no haya comida o agua, sino simplemente porque a nadie le importa. Incluyendo al más siervo de todos los siervos.