miércoles, 28 de septiembre de 2011

Rosh Hashaná

Un día, no hace mucho, mi tío Esteban me contó cómo él, mis abuelos y 3 de sus hermanos, -mi papá entre ellos- lograron salir de Alemania en 1939. Y la historia es realmente muy interesante. Mi abuelo era veterinario en Berlín y un vecino suyo (los alemanes siempre han sentido adoración por sus mascotas) tenía un perro al que mi abuelo atendía. Por lo que me contó mi tío, infiero que este señor entabló una estrecha amistad con Aser (que así se llamaba mi abuelo), más allá de la simple relación veterinario-canino.

Porque (y éste no es para nada un detalle menor) el señor en cuestión era un oficial de la Gestapo y mi abuelo, un veterinario judío. Fue ese oficial nazi quien lo convenció de salir de Alemania lo más rápido posible. E incluso fue quien le sugirió a mi abuelo los nombres de algunos posibles y remotos países donde tal vez podrían estar interesados en contratar a un veterinario alemán. Uno de esos países fue Venezuela. Y luego de traducir y enviar todos sus documentos al lejano país, a principios de 1939 les llegó la ansiada visa.

En Alemania, sin embargo, se quedó por decisión propia la mayor de sus hermanas, mi tía Erika, activista sionista y a la que no hubo forma de convencer para que emprendiera el viaje junto a su familia. Mi tía Erika, con tan sólo 20 años se quedó en Berlin, luchando por su sueño: el sueño de Israel.

Atravesó toda Europa en plena guerra y pudo salvar a muchos niños judíos. Vio y de seguro vivió situaciones desgarradoras. Luego de un esfuerzo titánico y de la ayuda de mucha gente, mi tía junto con otros miles de judíos venidos de todo el mundo, llegó a Israel.

Estas dos historias pequeñitas y milagrosas hablan de solidaridad, de personas que tendieron sus manos para ayudar. Los que lograron salvarse de semejante genocidio y los que fundaron Israel necesariamente tienen que haber vivido historias similares, de profundísimo agradecimiento por esa segunda oportunidad. Porque el estado de Israel se fundó sobre la base de la esperanza. Quienes lo fundaron burlaron a la muerte y apostaron por la vida y el perdón ¿o no se trata de eso el Yom Kipur?. Lamentablemente y después de tantos años, pareciera que Israel es algo muy distinto.

Hoy Israel es un país lleno de odio, de segregación, de muros y de violencia. Con extremistas fanáticos empeñados en resucitar el Israel bíblico. Un país que pareciera recordar su trágica historia sólo para sembrar más dolor. Como marcado por un sino trágico.

A horas de comenzar la celebración de Rosh Hashaná y ante el inminente pedido del presidente Mahmud Abbas por el reconocimiento de la ONU del Estado Palestino, ojalá que Israel cambie el rumbo. ¿O será que no fueron suficientes millones de muertos para aprender la lección?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La dieta de la felicidad

Como ya está aquí la primavera, he decidido bajar de peso. Pero no los 4 o 5 kilos depositados cómodamente en mi cintura. No, a esos los dejo tranquilos por ahora. Los que me pienso quitar son los kilos de enojos que llevo acumulados desde hace tiempo en otras partes del cuerpo. Y hoy empecé.

Le mandé un mail a una amiga con la que estaba peleada durante muchos años por una tontería. Le escribí un mail corto, sobrio. A buen entendedor, pocas palabras. ¿Y qué tuve como resultado? El mail rebotó. Así de sencillo. Mi carta conciliatoria, de nuevo en mi bandeja de recibidos, con la cantidad de algoritmos y cosas raras con que vienen los mails abortados por mala praxis. En fin. Pero he de reconocer que mientras duró la esperanza del envío fui inmensamente feliz. Y por sobre todas las cosas, libre de ese enojo.

Ahora, qué dilema. Tengo la dirección mala y no sé si valdrá de algo este esfuerzo titánico de reconciliarme con la gente. Tal vez no. Tal vez todos los libros de autoayuda sean una enorme mentira y de nada vale si el otro ni se entera. O lo que es peor, pero a la vez más auspicioso. Dios me ama tanto (los libros de autoayuda no son inofensivos) que intervino inmediatamente para que no quedara como una verdadera boluda y tengo que estarle agradecida. Quién sabe… Aunque la felicidad es así, esquiva y difícil. Y más si quieres alcanzarla en forma de dieta.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Odas Elementales

He de reconocer que soy hiperbólica. Será porque ví muchas telenovelas en mi vida o quizá porque soy de piscis... No sé. Lo cierto es que cuando en 1998 me surgió la posibilidad de vivir en Chile, mi primera reacción fue un no rotundo, porque de sólo pensar en tropezarme con un carabinero, se me paralizaba la sangre.

¿Cómo voy a vivir en el país dónde mataron a Allende y los asesinos siguen impunes? ¿Cómo voy a creer en un país que no reconoce su tragedia? No, yo a Chile no me voy… ¿Pero cómo, y el milagro chileno? No. No creo en ningún milagro, si no hay perdón o condena o algo que repare el horror…

Para matizar tanta ortodoxia, decidí conocer Chile. Porque a pesar de los carabineros y de Pinochet, Chile es también y sobre todo el hogar de Neruda . Y al regreso de esa poesía maravillosa convertida en casa que es Isla Negra, me perdí en un barrio a la entrada de Santiago. En la apoteosis del milagro chileno, yo me encontré de repente en una calle de tierra, en medio de una olla popular y rodeada de una miseria escandalosa y profundamente triste. ¿Pero cómo? ¿El crecimiento económico no llegó hasta aquí? Parece que no.

Por suerte no me fui a vivir a Santiago. Pero Chile y su buena reputación siguieron consolidándose. Algún terremoto social de baja intensidad descolocó de vez en cuando la estantería democrática, nada para alarmarse. La transición, la impecabilidad política y financiera de Chile fue la envidia de todos. Incluso hasta Obama en marzo de este año, no escatimó halagos con el país vecino. Pero tanta asepsia tenía su lado oscuro. La más civilizada transición democrática que se haya visto en los anales de la historia, tuvo su precio. Y llegó el tiempo de pagarlo.

Con Pinochet, Chile se alejó de los derechos garantizados por el estado (entre ellos la educación pública) para acercarse a un modelo basado en el individualismo y la empresa privada. Hoy son los jóvenes quienes reclaman esos derechos elementales. Porque son ellos quienes viven en carne propia el legado de las decisiones del gobierno militar que los deja sin futuro, sin oportunidades. Reclaman y exigen la opción de una educación gratuita en un país donde la educación no es un derecho fundamental sino un privilegio al que acceden unos pocos. Porque es carísima, porque para costearla hay que endeudarse, hipotecarse o abandonarla. Y cuando se llega a eso ya no hay porvenir, no hay esperanzas, no hay nada.

“Las olas dicen a la costa firme: Todo será cumplido”. Con esa sentencia implacable termina una de las Odas Elementales de Neruda, la Oda a la Esperanza. Y en estos días de tanta marea revuelta en Chile, sólo nos queda confiar en el oráculo marino.

Si “todo será cumplido”, entonces Chile está naciendo en estos momentos a una gran transformación. Es el Canto General que nace de las entrañas. De ese ciego, callado y soterrado malestar que se gestó en la dictadura y que durante estos años ha crecido y ya nada puede detenerlo. Finalmente, tanta muerte y tanto dolor no habrán sido en vano.

martes, 23 de agosto de 2011

El genio que se escapó de la lámpara

Las Mil y Una Noches ha sido uno de mis libros preferidos. Esa mezcla de historias hindúes, persas, sirias, abisinias, griegas y egipcias, siempre me fascinó de una manera muy especial.

Claro que mi personaje favorito fue y lo sigue siendo la increíble Sherezade. Esa narradora y fabuladora excepcional, la más feminista de todas las mujeres de la historia que conquista y doblega al Sultán con sus narraciones (y con la misma técnica de los alcohólicos anónimos: sólo por hoy) todavía alimenta mis fantasías al igual que hace miles de años.

También me encantaba el genio de la lámpara de Aladino. Qué carácter. Qué mala onda que tenía. Con el tiempo supe que los ifrits (seres de la mitología popular árabe) siempre tenían ese comportamiento bipolar: pasaban de la amabilidad extrema al maltrato más absoluto sin plano de continuidad. Unos caprichosos totales, tal vez porque estar encerrados en una botella o en una lámpara (da igual) le agria el humor a cualquiera. Y qué problema cuando el genio arisco se escapaba de la lámpara. Tan incontrolable como un elefante en un bazar.

Esta metáfora tan conocida por todos, fue la que utilizó el analista internacional Ed García en un reportaje publicado en el diario La Nación "La rebelión imparable", para comentar la situación que se vive hoy a nivel global. Pareciera que el genio se escapó de la lámpara y no hay manera de hacerlo regresar.

Un genio ubicuo, terrible y cambiante
. Que lo mismo le da aparecerse en el 2007 en los suburbios de París y despertar la furia dormida de un montón de jóvenes sin futuro, marginados del sistema y convertir a Paris en un infierno, que recorrer el Oriente Medio y movilizar a miles de personas para exigir cambios urgentes. Un genio metamórfico y burlón producto de años de hartazgo que muta en cosas aparentemente muy distintas porque ya no hay continente que lo contenga, el malestar que siente es enorme y siempre reclama algo. A veces civilizadamente, otras no tanto.

Un genio que grita un "ya no va más" de muchas formas. En mayo tomó la Puerta del Sol, hace apenas unos días se paseó por Londres saqueando y quemando todo lo que se encontraba a su paso. Últimamente ha estado en Santiago reclamando educación gratuita y en Trípoli en estos momentos está en medio de un caos fenomenal. Un genio increíblemente rebelde para el que ya no sirven las seguridades de antaño y para el que las verdades absolutas del sistema, son simplemente castillos de naipes. Y sin vuelta atrás, pareciera estar muy dispuesto a derrumbarlos.

A 20 años de la caída de la URRS y del final de la “Guerra Fría”. A 20 años del triunfo absoluto del capital y los bancos, como diría Hamlet "there is something rotten in Denmark". Ya no hay botella que contenga al genio, ni lámpara, ni burbuja. Sólo una enorme confusión.

Todo patas para arriba. Todo sin borde. Entonces, con extremo sigilo, habría que buscar una voz que nos cuente algo nuevo. Que nos haga dormir en paz. Que nos calme. Como Sherezade al Sultán.

martes, 9 de agosto de 2011

Divino Esplendor.

Mientras los congresistas del Tea Party celebran en unas hermosas tacitas de té francesas el fracaso de Obama. Mientras las bolsas del mundo caen en picada y en Israel unos miles de indignados copan las calles, protestando por el costo insostenible de la vida y la vivienda. Mientras en Santiago los estudiantes claman por educación pública. Y en Londres miles de personan repudian la muerte de un joven inmigrante a manos de la policía y queman autos y edificios dispuestos a todo…Mientras en Siria y en Libia la guerra y las muertes no paran. Y en Somalia la hambruna acaba con la vida de muchos…Mientras todo esto pasa, Benedicto XVI –ajeno a los dramas del mundo- termina sus preparativos en sus aposentos vaticanos y espera que llegue pronto el 16 de Agosto para celebrar en Madrid la Vigésima “Jornada Mundial de la Juventud” con más de un millón y medio de peregrinos venidos de todos los rincones del mundo.

Por supuesto que la idea de estas Jornadas maravillosas la tuvo su mediático antecesor el Beato Juan Pablo II , quien las empezó a celebrar en 1984, para incentivar la participación juvenil en la iglesia. Pero después de 27 años, las que se van a llevar a cabo durante 4 días en Madrid, serán sin lugar a dudas, las más espectaculares de todas.

Sus organizadores dicen que el costo de este apoteósico acontecimiento de la cristiandad está por el orden de los 50 millones de euros. Sus detractores hablan de más de 100 millones. Cualquiera de las dos cifras suena terriblemente escandalosa en un país minado por la crisis, el desempleo y la incertidumbre. Pero claro, la religión siempre está por encima de esas situaciones incómodas.

El clímax de esos 4 días será la misa que oficiará el papa el domingo 21. En un escenario digno de cualquier producción hollywoodense, donde se recreará el paisaje de colinas del “Sermón de la Montaña”, desde la más alta, y con todo el esplendor papal que tanto le encanta, Benedicto XVI dará su misa cobijado por un enorme árbol de metal que rociará diminutas gotas micronizadas para refrescarlo a él y a la audiencia vip del calor sofocante del verano. En los dos mil asientos dispuestos en la enorme plataforma alrededor suyo, estarán políticos, reyes, obispos y cardenales que lo tratarán no como a un humilde siervo de Dios, sino como a un emperador con muchísimo poder.

Por suerte no todo el conglomerado católico está de acuerdo con tanto esplendor. Muchos cuestionan de manera contundente el contrasentido de unas Jornadas que lejos del sentido cristiano original, están marcadas por el lujo, la ostentación y la desmesura económica.

Dos caras de una misma moneda. Millones de euros para que un hombre, el más siervo de todos los siervos, no se deshidrate. Y por otro lado, millones de personas muriéndose de sed y de hambre y no porque no haya comida o agua, sino simplemente porque a nadie le importa. Incluyendo al más siervo de todos los siervos.

jueves, 28 de julio de 2011

El poder de la mirada.

Parece una versión remixada del dios Thor. O el prototipo de “la raza superior” de Hitler. Algo tiene de uno y de otro. O por lo menos esa fue la impresión que me dio al ver la foto que ha circulado de él en los medios de todo el mundo. Supuestamente una de las fotos que el propio Anders Behring Breivik subió a su facebook , abierto hace escasamente una semana, y ahora clausurado por la policía noruega.

¿Cómo pudo una sola persona matar a más de 80 jóvenes “atrapados” en una isla pequeñita a 40 km de Oslo, donde estaban congregados más de 700? El mismo Breivik en su twitter y alterando una frase de Stuart Mill, el 17 de julio escribió lo que hoy puede calificarse como una respuesta anticipada: “Una persona con una creencia iguala la fuerza de 100.000 que sólo tiene intereses”. Y aunque la frase original de Mill no es exactamente esa, el sentido sí lo es. Una idea y la convicción en ella, es más fuerte que una bomba atómica.

Y lo que más me abruma de esta noticia es el escandaloso desequilibrio de fuerzas. Por un lado, un hombre de 32 años con un rifle de repetición. Y por el otro, setecientas personas. No 5, 10, 20. No. Setecientos jóvenes bien alimentados, informados, despiertísimos. Y nada. Breivik dispuso de 90 largos minutos para disfrutar de su matanza. En la misma cantidad de tiempo, en la que cualquiera de nosotros se entrega ingenuamente a ver una película, Breivik mató a más de 80 jóvenes, a razón casi de uno por minuto. Luego lo atrapó la policía.

Breivik odia a la izquierda. A los extranjeros en general. Y a los musulmanes, en particular. El viernes en Oslo y en la isla de Utoya dejó muy claro el tamaño de su odio.

No fue casual que el mismo día que se dio a conocer la tragedia, me tropezara con unas fotos desconocidas de Hitler en el apogeo de su gloria, en un artículo bastante sugestivo: Hitler inédito. La atracción por el mal. Ahí me enteré de dos cosas que le impactaban enormemente a las personas que lo conocían: Su apretón de manos y sus famosos ojos de acero que miraban sin pestañear. Y esa mirada inexpresiva, esa puesta en escena absolutamente teatral que siempre fueron todas las fotos que se dejó tomar, siguen siendo hoy un enorme enigma. Uno mira y vuelve a mirarlas a ver si desentraña algo, si encuentra alguna pista que explique cómo pudo llevar a la muerte a más de 40 millones de personas y casi borrar a un pueblo de la faz de la tierra. Y no hay pistas. Nada que explique el tamaño del horror.

Esa misma atracción la sentí con la foto de Breivik. Entonces traté de buscar en su mirada, en la comisura de los labios, en su actitud hierática y helada algún indicio que me explicara tanto odio. No lo encontré.

Un estudioso de la vida de Hitler, Ron Rosenbaum, dice que Hitler en su bunker se escapó de la explicación última. ¿Algo podría explicarlo? ¿Qué nos puede decir Breivik? ¿Acaso el mal tiene alguna explicación? No sé.

viernes, 15 de julio de 2011

Volver

La historia es muy rara. Allá por 1908 un presidente venezolano, Cipriano Castro, aquejado de una difícil enfermedad viajó a  Alemania y dejó el país en manos de su compadre, el general Juan Vicente Gómez. Lo operaron exitosamente, pero no pudo volver. Gómez se quedó con el poder, durante 27 largos años. Castro, murió en el exilio. Seguramente este episodio histórico, tuvo que tenerlo muy presente Chávez durante su convalecencia en La Habana.


Y como para no tentar al destino, el domingo 3 a la noche, desoyendo incluso a sus más cercanos amigos, Chávez emprendió el viaje de regreso a Caracas, no fuera que alguno de sus allegados se avivara, y lo dejara con los crespos hechos. Pero no. Llegó en plena madrugada del lunes 4. Con cara de cansancio y entonando algunas notas de “las bellas noches de Maiquetía”.

Y mientras nos imaginamos a Chávez en ese primer fin de semana de julio, deshojando una margarita en La Habana para saber “si vuelvo o no a Caracas”, a miles de kilómetros de la isla caribeña y con el lujo decadente de las monarquías de medio pelo, en Montecarlo, una mujer lindísima, vestida con un impresionante traje de Armani, salía de la Capilla de Santa Devota convertida en princesa y llorando desconsoladamente, convencida hasta los tuétanos de que se había casado con un sapo horripilante.

Esa mujer con la cara desencajada, durante meses luchó por volver a su país y huirle a su destino de princesa serenísima. Lo intentó 3 veces y no lo logró. La última vez, se asiló en la embajada de su país en Paris y ni siquiera allí estuvo a salvo. Le confiscaron el pasaporte y tuvo que regresar a Mónaco como nenita regañada.

Chávez no pudo asistir a los actos por el Bicentenario de la Independencia. Se tuvo que conformar con un mensaje televisado. Charlene, la princesa triste, volvió finalmente a su Sudáfrica natal para iniciar su “luna de miel” pero fue demasiado tarde. Los chismes en torno a su destino de princesa infeliz, indignada y humillada por las infidelidades de su “príncipe azul”, dieron la vuelta al mundo.


El viaje de bodas terminó antes de lo esperado y Charlene regresó a Mónaco. Por su parte Chávez asistió a una misa para rezar por su salud y aunar fuerzas para la batalla que tiene que librar contra el cáncer. Ese mismo día, regresaba Facundo Cabral a Buenos Aires, acribillado por múltiples disparos que no iban dirigidos a él. Algunos dicen que Chávez volvió para morir en su país. Charlene volvió al suyo, convertida en una muerta en vida… Y Facundo, para que lo lloraran todos.

jueves, 30 de junio de 2011

La hoguera de las vanidades

Cuando en febrero ocurrió la muerte de María Schneider, volví a ver por enésima vez una de mis películas favoritas: “El último tango en París”.

Curiosamente en esta ocasión, reparé en algo que antes pasaba inadvertido a mis ojos. El cuerpo desnudo de la Schneider. Y me pasó como cuando uno ve a las venus de Rubens que dice, ay qué gorditas que estaban… Bueno, algo así me sucedió.

Me extrañó su desnudez porque su cuerpo respondía a otra estética: rellenita, con barriguita, sin muchas curvas, tetona pero de las de la vieja guardia, es decir, sin siliconas mediante; con un frondoso e irreverente vello púbico, cero depilación definitiva, pelo ondulado, sin planchitas ni keratina… En fin, una estética que se me antojó profundamente honesta, totalmente setentosa y maravillosa.

Y pensé algo aterrador: Si hoy a alguien se le ocurriera hacer un remake de esta película (espero que nunc a llegue a suceder tal desaguizado), nos encontraríamos con una Jeanne curvilínea, operadísima, sin un rollito y, Hollywood no permitiría otra cosa, profundamente pacata. Por supuesto, más aterrador sería pensar en quién sustituiría a Brando o quién compondría la música…Pero por suerte, nada de esto ha pasado.

Esta reacción benevolente con la querida María Schneider se debe a tres motivos: 1. Pertenezco más o menos a su generación. 2. Me identifico con algunos de sus atributos físicos 3. Aunque ahora me encantaría operarme muchas cosas, valoro profundamente la belleza natural de mujeres y hombres.


Y todo esto viene a cuento porque hace algunas semanas leí en un artículo, la historia de una mamá que en San Francisco le aplicaba botox a su hija de 8 años, para irla convirtiendo de a poco en una diosa total. La torturaba no sólo con botox, sino también depilándola completamente…Ahora, ¿qué le depilaría? me preguntó yo, más allá de arrancarle de cuajo las neuronas a la pobre nenita, en manos de semejante enferma.

La mamá se paseó con su hija muy orgullosa por cuanto programa matutino hay en Estados Unidos, hasta .que alguien medianamente sensato reparó en tan insana actitud y le retiraron temporalmente la custodia de la pequeña Britney.

Pero esto no sólo sucede en Estados Unidos. En Inglaterra una mamá, conocida como “la Barbie humana” ( se ha hecho más de 100 cirugías) le regaló a su pequeña hija Poppy de 7 años un vale para agrandarse los senos cuando cumpla 16, la edad mínima permitida para este tipo de intervenciones.

 ¿Y si resulta que la naturaleza es espléndida con sus pechos? No importa, el vale puede cambiarlo por la operación que más le convenga en su momento. ¿Habrá para cuando Poppy cumpla 16 años, alguna cirugía para agrandar la felicidad? Esperemos que sí. Tal vez la va a necesitar.

lunes, 20 de junio de 2011

El Furúnculo de la Revolución.

Pobre Chávez. En menos de un año, su salud ha logrado lo que la oposición no ha podido en 10. Primero fue la gripe espantosa que se agarró no sé en dónde, que le impidió hacer su famosísimo “Alo Presidente”. Luego la rodilla, que lo obligó a cancelar una gira latinoamericana. Y finalmente, el absceso pélvico. Que uno no sabe muy bien qué es, pero que de seguro lo hizo ver estrellas. Pobre hombre. Y para colmo desconfiando de todos. Tanto que se tuvo que ir a Cuba a operar, dicen los malediscentes de la oposición.

Sus seguidores en cambio, dan gracias a Dios por la feliz coincidencia: la aparición súbita del absceso en tierras cubanas. Mejor, imposible. Y Chávez entonces, tranquilito y confiado, entró de emergencia al quirófano de una clínica , que no se sabe, ni se sabrá tampoco exactamente dónde está. Pero es en Cuba, a Dios gracias. Evidentemente una cosa es La Habana (suponiendo que allí lo operaron) y otra muy distinta es Caracas, infectada como está de enemigos por doquier.

Para tranquilidad de propios y extraños, ya circulan por todo el mundo las fotos de su rápida recuperación flanqueado por sus incondicionales amigos, los hermanos Castro. Lindísima foto, donde sólo desentona con el look revolucionariamente informal, la franelita azul claro, que por Dios, qué mal gusto Huguito!!! Se ve que en Cuba, el tema de la moda no le importa a nadie y es contagioso.

Por supuesto que la salud de los presidentes siempre ha sido un tabú, aquí y en la Cochinchina. ¿O alguien se olvida del cáncer de próstata de Mitterrand, silenciado hasta último momento? ¿O el Alzheimer de Reagan, que se hizo público sólo cuando sus olvidos fueron injustificables? ¿O los problemas cardíacos de Boris Yeltsin que lo llevaron a la tumba y de los cuales nunca se habló? O más atrás, el Parkinson de Hittler… Una enorme lista de diagnósticos médicos desfavorables acallados por miedo a ventajismos políticos...

Pero ahora que ha pasado una semana de todo este boom operatorio, uno piensa no, así como al pasar… Chávez no las tiene todas consigo. Podría osadamente decirse que al socialismo del siglo XXI le salió un furúnculo. O como en aquella película de Bergman, al diablo le salió un orzuelo…

viernes, 10 de junio de 2011

Las mentiras verdaderas de Terminator y algunas otras más.

Tan bien que nos cayó Terminator en esa película. Tan espía, tan arriesgado, tan musculoso y además de todo eso, tan buen marido… ¿Qué más se le puede pedir a un hombre? Pero lamentablemente en la vida real, El Governator terminó mal. O por lo menos eso es lo que aparenta en las fotos más recientes. Y es que de repente la suerte dejó de sonreírle.

Su mujer y el mundo entero nos enteramos de su vida paralela mientras regía los destinos de California y ahora tiene que darle la mitad de su fortuna (estimada en unos 400 millones de dólares) a su ex, quien no quiere verlo ni en pintura.





Lo curioso es que todo pasara en las narices de María Shriver y nadie se diera cuenta de nada, durante los casi 20 años que duró esta telenovela barata en la “Casa Blanca” californiana. Los americanos crédulos dicen que son así. Muy crédulos. Y María parece que era de ese equipo. Su marido, no.

Sin embargo, hay algo muy valioso para rescatar en la reacción de María: una vez enterada de la noticia, mandó al marido a la mierda, sin muchas contemplaciones. No así fue el caso por ejemplo, de Hillary, quien tuvo que tragar vidrio molido, cuando el escándalo de su marido con la becaria. Todos pensamos en aquel entonces en el mal momento que estaba viviendo la pobre y el extraño estoicismo con que lo afrontó. Con los años descubrimos que su amor por el poder fue siempre más fuerte que el cariño, aprecio o estima que, presumimos, sentiría por su casquivano marido.

¿Qué tienen en común estos dos casos? Que más allá de lo estrepitosos que sean, ambos pertenecen al ámbito privado de los afectados y no pasa nada más, aunque Clinton estuvo a punto de perderlo todo.

En cambio, existen otras mentiras verdaderas que le joden la vida a un gentío. No importa cuán falsas sean, tienen larga vida e involucran a una cantidad enorme de ingenuos que caen como en un pozo negro de mala suerte y a ver cómo te salvas de ésa.

Aquí les dejo una personalísima y muy incompleta lista de algunas mentiras verdaderas del siglo XXI que, como nubes de smog, inhalamos todos los días, con las subsiguientes consecuencias nefastas para nuestra salud.

1. El Socialismo del Siglo XXI: Ni es socialismo y ni es del siglo XXI. El chavismo está más cerca del feudalismo que de cualquier doctrina moderna.

2. Obama: Ni cerró Guantánamo. Ni terminó con las guerras. Ni le tendió la mano al resto del mundo. Ni solucionó la crisis de su país. Obama… No, you can’t.

3. Las armas de destrucción masiva de Irak: Ni armas, ni bombas. Eso sí, total destrucción y muchos buenos negocios para la reconstrucción.

4. La Comunidad Europea: Todos la mirábamos con envidia. Sin fronteras, unida y tan igualitaria… A la vuelta de 10 años, la realidad nos mostró que la UE se parece cada vez más a la UNASUR.

5. El euro: Todos soñábamos con cambiar nuestros pocos dólares a euros. Ahora ni eso. Cómo vienen las cosas, habría que ir pensando en ahorrar en yuanes.

6. La burbuja inmobiliaria: El sueño de la vivienda propia terminó siendo la peor pesadilla para los pobres compradores, que se quedaron en la calle. ¿Y los bancos que ofrecieron los préstamos? Bien, gracias.

7. Los magos financieros (Madoff entre otros): Los alquimistas del siglo XXI. Todo lo que tocaban se convertía en oro, hasta que cayó uno, Madoff y está preso. Igual siguen “cambiando oro por baratijas”.

8. El milagro económico de Islandia: Como una maldición vikinga, el país más desarrollado del mundo se desplomó así nomás en el 2009, gracias entre otras cosas, a las altísimas tasas de interés que ofrecían sus bancos.

9. El FMI: Bueno, ya ningún ser sensato en el planeta puede creer en ellos. Tan abajo han caído que su director terminó violando a una mucama en un hotel de NY.

10. El rescate de los bancos: Los máximos responsables de los mayores desastres en la economía mundial. Pero ojito, que hay que salvarlos, porque si no el caos sería mayor… Medio difícil de creer ¿no?

sábado, 4 de junio de 2011

La rentabilidad profética


"Hermana, Dios te ha bendecido con el don

de la profecía…"me susurró la Pastora de Winsconsin al oído en medio de un centenar de personas que alababan a Dios y hablaban en lenguas. "¿El don de la profecía? ¿No podría ser el de la sanación?" Traté de negociar, por encontrarlo más útil. Nones.La Pastora no cedió y volvió a recalcarme al oído la epifanía divina. "El don de la profecía, hermana". Y ese fue el clímax de mi fugaz experiencia evangélica, por allá por 1996, en un momento poco feliz de mi vida.

Todo empezó una mañana en la que un compañero de trabajo me dijo: “Dios quiere salvarte y te manda este libro para tu sanación” El libro se llamaba “El poder de la oración” y semejante frase gastada bastó para quedar totalmente cautivada por su discurso. Sin perder un minuto, mi compañero comenzó entonces a adoctrinarme en las bondades y beneficios varios que es encontrar a Dios, a través de Cristo.

"Sólo hay un detalle Ana, y en esto somos inflexibles: debes renunciar a todos los santos, y creencias anteriores". "¿Cómo? ¿Mis runas las tengo que dejar?" "Sí". "¿Mi mano de San Benuá también?" "Por supuesto." "¿Y mi kit de salvación y mis estampitas de las Tres Divinas Potencias y mi mano sangrante de Cristo?" "Todo". Fue un duro enfrentamiento entre el minimalismo evangélico y mi barroquismo religioso. Pero bueno, yo no estaba muy brillante y luego de esas difíciles renuncias, emprendí el camino hacia el Señor.

¡Qué armonía con mis amigos evangélicos! Todo eran bendiciones, buenos augurios y muchos asados con coca cola, hasta que me invitaron al retiro de 3 días con la famosa pastora de Winsconsin, que llamándome al púlpito me cambiaría la vida...

A decir verdad, no me la cambió mucho, salvo por una decisión: después de 72 horas de inmersión profunda en aguas evangélicas, emprendí mi retirada, convencida de que no era lo mío.

Eso sí, comencé a profetizarlo todo, con relativo éxito. Pero eran profecías de bastante bajo nivel: “Profetizo que voy a llegar tarde al trabajo”, “profetizo que esta comida me va a caer mal”, “profetizo que si sigo comiendo así voy a subir varios kilos”…Y así fui yo por la vida por un buen rato, imbuída del más elevado espíritu profético…

Se ve que a los evangélicos se les da fácil eso de profetizar. Hace un mes me enteré (como la gran mayoría de los mortales) de que en California un pastor evangélico: Harold Camping, a través de su red de emisoras de radio “Family Radio Ministries” venía profetizando, por lo menos desde hace más de 3 años, que el mundo se acabaría el pasado sábado 21 de mayo, fecha establecida luego de sesudos análisis matemáticos.

Por suerte el Pastor falló en la profecía apocalíptica. Aunque fue muy exitoso en la parte financiera: la cuenta bancaria de Camping y Family Radio aumentó en más de 100 millones de dólares su capital, gracias a las donaciones desinteresadas de muchos seguidores, quienes con ese dinero querían difundirle al mundo la verdad revelada.

Lo más llamativo es que ésta no ha sido la primera vez que Camping ha profetizado el fin del mundo. En 1994 también armó un escándalo con el Armagedón y el fin del mundo y nones. Todo siguió igual.

¿Y la credibilidad de Camping? Tampoco se ha visto afectada ante este último y estrepitoso fracaso profético. Es más, luego de haberse retractado del error públicamente, pronosticó que el fin del mundo se pospone para el próximo 21 de Octubre, fecha clave y sin retorno para el fin, fin, fin de todo.

Otro dato curioso: Harold Camping se apellida muy parecido a un expresidente venezolano,Herrera Campins, quien durante su presidencia vivió muy perseguido por los que él denominó “profetas del desastre” quienes auguraron, esta vez con mucho éxito, la hecatombe económica que se nos venía encima. Y también en esa ocasión hubo gente que ganó muchísimo dinero gracias a sus dones "proféticos". Es que por lo visto, los desastres siempre son rentables.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Elogio de la lentitud

Cuando cumplí 7 años mi prima Ruth me regaló un libro increíble “Historia de las religiones orientales”, un regalo bastante bizarro para esa edad en la que uno anda en otra cosa. Pero lo cierto es que ese libro me cambió la vida. Tanto que a partir de ahí quise tener otro nombre. En vez del soso, pacato y bíblico “Ana María”, quise que me llamaran “Shiva”, como el dios de la trinidad hindú.

No fue fácil. La muchacha que trabajaba en mi casa me decía muerta de la risa, chiva, chiva. Mi mamá para llevarme la corriente, chivita. Y mi papá bueno, sencillamente misión imposible.

¡Con lo sugestivo que era ese nombre! Shhhiiiva: así, medio arrastradito. Exótico, misterioso y hasta sensual. Pero no, todos lo confundieron con ese animal díscolo y terco… Lo que es el desconocimiento.

Pasó el tiempo y en lo más profundo de la secundaria, en una clase de inglés, encontré mi nueva identidad: “Slowly”. “Por favor de ahora en adelante quiero que me llamen así: S-low-ly. Muy lentamente, si es posible”. “¿Qué? ¿Qué te llamemos Slowly? ¿Te volviste loca?”. Fue peor que con Shiva. Tener de nombre un adverbio era demasiado.

Ya más grande, descubrí el sobrio “Saba”. Saba Salomón. Lindísima la conjunción de dos protagonistas de la Torah. Tanto me gustó, que en mi primera dirección de correo electrónico allá por los 90, fui sabasalomon, como un íntimo homenaje a ese antiguo y secreto deseo de cambiarme el nombre.

Sin embargo, con los años descubrí que de los 3 intentos, el que más va conmigo es definitivamente Slowly. Sí, soy lenta. Y en estas épocas de digestión inmediata, de internet ultrarápido, de respuestas al toque y agilidad mental prodigiosa, yo me quedo rezagada como en la fábula de la tortuga y el conejo.

Problema gigantesco si los hay, sobre todo en un año tan movidito como éste. En enero, por ejemplo, yo estaba muy preocupada por el calendario maya y si la cosa terminaba este 21 de diciembre o cuándo exactamente. Y mientras estaba en esas, apareció acaparándolo todo “la primavera del Magreb” y los egipcios mandándose mensajes de texto para sacar a Mubarak. “ Ah qué sorpresa. Qué cantidad de Blackberrrys hay en Egipto” pensé (y creo que no fui la única)

Todavía sin recuperarme de la onda expansiva del fenómeno árabe y al día siguiente de mi cumple número 50, se nos movió el piso a todos con el terremoto de Japón. Y de ahí en más, una catarata de hechos funestos. El tsunami, la planta de Fukushima y dos semanas al borde de una catástrofe de dimensiones impensadas. Vientos en contra y economía a borde del precipicio. Pero no. Los vientos se fueron para otro lado, sabe dios dónde. Y la economía siguió igual.

Entonces, casi de inmediato vino la seguidilla más curiosa: el combo boda real, beatificación papal y muerte de Bin Laden. Trilogía extraña, si las hay. Y apenas recuperándome de tanto bombazo informativo, el escándalo Strauss Khan, la infidelidad de Schwarzenegger y como para cerrar con broche de oro, la "Spanish Revolution" o la “primavera española”, muy indignada, pero muy civilizada.

Y así, en esa secuencia de pensamiento y como al pasar, me vino a la memoria la imagen terrible del joven tunecino que se prendió fuego allá a finales del 2010 y que fue como la bala que disparó la rebelión en Túnez y el prólogo de lo que sucedió luego en Egipto. ¿Y Gadafi? ¿Y Siria? ¿Y los escándalos de Berlusconi? ¿Y Vargas Llosa apoyando a Humala? ... Definitivamente, demasiado fast food como para que una Slowly pueda digerirlo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Placeres dominicales (o vivan las mujeres de Guinea)

Los domingos por la mañana son para mí unos de los momentos más gratificantes de la semana.
Mientras todos duermen y la casa está en completo silencio, yo me adueño de la cocina y los diarios. Qué placer quedarme quietita viendo qué titular me seduce más. Por cuál parte del diario comienzo a descular el mundo…Y como tengo mi costado amarillista bien desarrollado, este domingo comencé por una noticia marginal, casi a pie de página, que me llamó poderosamente la atención. “Escándalo en Nueva York. Detienen al Jefe del FMI por un ataque sexual”

Maravilloso titular para desayunar un domingo. El jefe del FMI, ¿quién lo diría? Y yo que siempre pensé que los simpáticos amigos del Fondo eran unos mormones grises y estreñidísimos, que habían estudiado en Chicago y se vestían con unos trajes horribles comprados en Wall Mart… Qué ingenuidad. Qué tamaña equivocación!

El detenido no tiene nada de mormón. Es francés, Dominique Strauss Kahn, viste trajes carísimos y para colmo, puede que en el 2012 sea el contendiente de Sarkozy en las elecciones, nada más y nada menos, que como candidato del Partido Socialista Francés…¿El director de la quintaesencia del liberalismo económico posible candidato socialista? Qué preámbulo!!!

Se ve que el sábado en la mañana Dominique, hospedado en el lujoso hotel Sofitel de Manhattan, se despertó de lo más relajadito y cuando salió de la ducha, desnudo como corresponde… Oh sorpresa, estaba en su habitación la señorita de la limpieza que, me imagino, tocó la puerta, nadie le contestó y entró. De inmediato a la pobre mucama le cayó todo el peso del Fondo Monetario Internacional encima, obligándola a que le practicara sexo oral. Claro que para Dominique su actitud depredadora le habrá parecido de lo más natural, pues total, es lo que han venido haciendo sistemáticamente él y sus empleados con todos nosotros, cada vez que nos quieren cobrar la deuda externa

Por suerte, parece que nuestra anónima heroína (que hoy sé que es guineana, tiene 32 años y un un hijo) zafó del momento de mierda y se fue derechito a la Policia. Y cuando por la tarde Dominique se arrellanaba en su asiento de 1ra. a minutos de despegar con destino a Paris, unos inoportunos policías lo invitaron a bajar del avión por una denuncia de abuso sexual. “Pero si nos cogemos a países enteros y nadie dice nada” debió pensar el señor Strauss Kahn (y no le habría faltado razón). Sin embargo prefirió callarse la boca en la comisaria y dejar todo en manos de sus abogados, quienes ya dicen que fue una trampa que le tendió Sarkozy, para arruinarle la reputación.

Pero volviendo a esa mañana deliciosa en la que me desayuné tan suculenta noticia, en otro diario me tropecé con esta perla: El viraje a tiempo del FMI” un artículo anterior a esta historia, escrito por el muy serio y respetado Joseph Stiglitz. En él, celebraba el cambio de rumbo que ha tomado el Fondo gracias a la conducción de Strauss Kahn, quien sensibilizado con los problemas que atraviesan los países en crisis, defiende el empleo y la igualdad como pilares para la estabilidad. Qué curioso, no? Un hombre tan preocupado por los problemas sociales y en Nueva York lo menos que tuvo fue sensibilidad social. Es más, actuó como siempre, sólo que esta vez se estrelló.

lunes, 16 de mayo de 2011

De tonsuras, kipás y otras exquisiteces religiosas


Mi mamá siempre me hablaba de la tonsura de los curas. Y me contaba una historia que a ella le parecía muy dramática, en relación con ese círculo casi perfecto que coronó las cabezas de muchos soldados de Cristo en la Tierra, hasta que finalmente en 1972 Pablo VI dijo, hasta aquí llegamos con esto.

Resulta que en la España prefranquista, según mi mamá, los republicanos la tuvieron muy fácil con eso de reconocer al enemigo: bastaba con mirarles la cabeza y ya! ¿Cómo camuflar el hueco divino? ¿Cómo tapar la conexión con Dios? Pues ni modo, te jodiste. Pero claro, meterse con los soldados de Dios no es tontería y así les fue a los republicanos, luego de tamaña osadía.Y ahora que lo pienso, fueron ellos, los falangistas, quienes le pasaron el dato a Hitler y su combo. Claro que los nazis la tuvieron más difícil, porque no es lo mismo pedirle a un buen hombre que se descubra la cabeza a que se baje los pantalones … Pero bueno, la historia habla por sí sola, los nazis tampoco se hicieron mucho problema con eso.

Pero el objetivo de esta reflexión no es hablar de persecuciones varias, sino de un severo problema capilar que afecta a un vasto número de ciudadanos y ciudadanas en la actualidad y del cual, lamentablemente, yo formo parte.

Qué bueno sería si algún renombrado estilista, o trendsetter o personaje público importante impusiera como moda la tonsura femenina. Qué bien nos sentiríamos ese montón de mujeres estresadas que transitamos la alopesia como un castigo divino. También el uso del kipá podría ser una solución bastante razonable, aunque también está históricamente comprobado que la cultura judía y la moda no se llevan nada bien.


Por suerte siempre queda un último recurso: Convertirnos todas en judías ortodoxas y zanjar el problema con un pelucón y aquí no ha pasado nada.
Alguien podrá decirme “pero bueno ¿y qué pasa con el burka de las musulmanas? ¿No lo tomas en cuenta?? Podría considerarse… aunque claro, focalizado el problema a la cabeza, no tenemos por qué extendernos más allá de los límites que nos impone la anatomía humana. ¿O sí?


Y con esta idea del burka me di cuenta de un persistente error en las estrategias de los árabes: su desmedida ambición. Por suerte Bin Laden ya no está y como dicen algunos, muerto el perro se acaba la rabia. De lo cual se decanta que como medida extrema para la alopesia femenina: Burkas no, pelucones sí!