miércoles, 20 de mayo de 2020

El Bosco y el encanto de las historias bizarras.



En el documental sobre El Bosco "El jardín de los sueños"el ensayista Cees Noteboom habla de la fascinación que ha ejercido la obra del Bosco, que se remonta muchos años antes de la Revolución Francesa y se mantuvo después de ella, del marxismo, e incluso después de Auschwitz... Antes y después de muchos horrores, El Jardín de las Delicias sigue silenciosamente, invitándonos a "pensar lo impensable". Ejerciendo su poder de seducción igual y con la misma fuerza con la que cautivó a Felipe II que lo quizo en su cuarto real, para que lo acompañara en su lecho de muerte.

Luego en una conferencia en el Prado, le escuché decir a Pilar Silva, comisaria de la exposición por los 500 años  de su nacimiento, que específicamente en "El Jardín de las Delicias" El Bosco pintó lo que pintó  para enseñarnos algo, para que nos diéramos cuenta del horror de los desenfrenos de la carne en el Purgatorio y hacia dónde nos conducían tales desenfrenos.

Y reconoció Silva, no sin una cuota de humor, que a pesar de su enorme esfuerzo moralizante, el Bosco describió tan bien y tan detalladamente el purgatorio, que a la mayoría nos ha importado muy poco a dónde nos pudiese llevar. Y parece que siempre sucedió igual. Nos atrae la locura, la sinrazón y el caos. 

Lo bizarro y lo oscuro, la guerra y el conflicto, la anarquía y el desorden parecieran triunfar  con más facilidad que la paz. 

Lamentablemente para muchos, la paz es aburrida.

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