miércoles, 16 de mayo de 2012

Mentalidades

Si hay algo que me ha costado entender -y todavía no estoy muy segura de haberlo logrado-es el movimiento de los indignados españoles. Desde que tomaron la Puerta del Sol el año pasado, me parecieron demasiado civilizados, como para alcanzar algún objetivo. Siempre bromeaba con que a los indignados les hacía falta algún barrabrava porteño, o unos cuantos piqueteros para que sus manifestaciones tomaran verdadero cuerpo.

Y este año, por esas extrañas piruetas del destino, el 12 de mayo de manera fortuita y casi involuntaria fuimos, se puede decir, invitados por los propios indignados a marchar junto con ellos hasta la Puerta del Sol para celebrar un año de existencia.

Muchas cosas me impresionaron esa tarde. Por un lado, la variedad de gente que había. Por supuesto muchos jóvenes, pero también parejas embarazadas, familias con bebés e hijos muy pequeños, jubilados, profesionales y todos celebrando. Con pancartas variadísimas que iban desde exigir educación laica hasta mensajes contra el rey, el terrorismo financiero, el maltrato a los sin papeles y la brutalidad de los recortes.

Un amplísimo abanico de insatisfacciones, de promesas no cumplidas, de traiciones de todo tono y calibre que contrastaban con el profundo espíritu festivo y ciudadano de esa multitud. Y dos cosas aún más significativas: esa enorme cantidad de gente tan heterogénea en sus exigencias y en sus reclamos no tuvieron ni tienen un líder que los aglutine. No lo necesitan. Y algo más sorprendente todavía: tienen conciencia plena de que lo que exigen no se logra en el corto plazo. Debo reconocer que es mucho para mi mentalidad tercermundista.

¿Y por qué no quieren y no tienen un líder? Lo que entendí es que el 15 M no es un movimiento político. No se trata de los de izquierda contra los de la derecha o viceversa. Están convencidos de que ambos son lo mismo. Y saben que quienes mandan sobre políticos, llámense Zapatero, Rajoy o quién sea, son los bancos. Entonces ¿para qué un líder? si ellos luchan contra algo más profundo: el sistema. Yo tan acostumbrada a los héroes mesiánicos, a los políticos salvadores, al “sácame éste para poner a éste otro” me cuesta mucho entenderlos. Demasiado ambicioso y abstracto para mi mentalidad cortoplacista y sustitutiva.

Yo pensaba esa tarde mientras estaba rodeada de españoles, lo bien que les vendría corear al unísono un “qué se vayan todos”, o algo medianamente parecido. Pero después pensé... ¿Sirvió eso de algo? Al corto plazo sí. Huyó De La Rúa y los políticos argentinos se las vieron bien difícil para aquietar las aguas. Pero a la vuelta de 10 años lamentablemente, casi todo sigue igual. Hasta Cavallo está por ahí dando cátedras de economía...Entonces tanta revuelta, tanta bronca y tanta alaraca no sirvió de mucho.

Durante todo este año los indignados como hormigas laboriosas y a la sombra, han trabajado sin descanso, sobre todo en las zonas mas castigadas por la situación económica, que ellos consideran no una crisis, sino una estafa. Es decir, van tejiendo cambios de abajo hacia arriba. Y eso lleva tiempo. Tal vez más sólidos que los bruscos sacudones a los que estamos tan acostumbrados en Latinoamérica, con piqueteros y barrabravas incluidos.

Pero a mi me parece tan difícil su modus operandi que tengo dudas. Ojalá y las ambiciosas propuestas del 15M no se diluyan y se fortalezcan en el tiempo. Porque siento que son lo más parecido a una tenue lucecita al final del camino. Y eso, para los tiempos oscuros que corren, no es poca cosa.


lunes, 2 de abril de 2012

A la deriva


Un barco japonés ha navegado sin rumbo por un año entero. Es un sobreviviente mudo del tsunami que, recién hace dos semanas, fue avistado en las costas canadienses. Un barco solo, perdido en el océano, a merced de vientos y tormentas. Un caparazón vacío y tóxico, sin vida. Oxidándose.

Lo del barco es tan fácil que pareciera una metáfora de mal gusto de los tiempos que corren. Como barcos a la deriva van países enteros ante la mirada indiferente de gobiernos e instituciones.

En España, millones de jóvenes como navíos sin brújula, navegan por los mares turbios de las oficinas de empleo sin respuesta alguna. Y todos, trabajadores, jubilados y estudiantes, avistando las costas aún más inciertas y borrosas de la reforma laboral, como un espejismo falso y engañoso.

En Grecia, por su parte, no importa cuánta gente proteste. No importa el calibre del disgusto. Ni las mareas humanas en contra, ni las consecuencias. El barco sólo sigue una ruta, sin posibilidad de rectificar el rumbo, directo al abismo más insondable.

Y si el navío japonés pasó casi un año invisible a los ojos de todos, a los millones de griegos y españoles que protestan, pareciera que tampoco los ve ni los escucha nadie. Sin embargo Cameron en Gran Bretaña -a quién sí le interesa saberlo todo, no importa con qué herramientas- quiere hacer aprobar una ley que permita registrar las llamadas, mails y visitas a sitios web de todos los ciudadanos, para así poder anticiparse ante posibles atentados terroristas. La peor pesadilla orwelliana, a la vuelta de unas pocas semanas. Hay protestas, voces de repudio...¿Llegarán a buen puerto?

Si en enero las maniobras del capitán Schettino pusieron en riesgo la vida de más de 4500 personas a bordo de un crucero, hay otras maniobras y triquiñuelas que dejan a toda una población atónita, en medio de la nada. Como en el caso del presidente de Hungría, Pál Schmitt, muy doctor y muy todo. Con tesis de doctorado presentada hace 20 años, Suma Cum Laude, pero falsa. Copy and Paste. Trabajo plagiado casi en su totalidad y forzosa renuncia. ¿Cómo hacer en estos casos? ¿Cómo retomar el rumbo ante tamaño fiasco?

Pero los presidentes no tienen que llegar tan lejos, para perder el rumbo y poner todo patas para arriba. Chávez por ejemplo, gobierna desde La Habana, con la mayor naturalidad del mundo, en medio de un cáncer tan misterioso y tan abrasivo, que no tiene nada que envidiarle al navío japonés, avistado esta semana. Según la oposición, cada día de Chávez lejos de Caracas cuesta algo así como 300.000 dólares.

Y mientras Chávez gobierna desde La Habana, el país se desangra ante una violencia de la que nadie se hace cargo. Porque pareciera que de eso se trata, más allá de Chávez, Schmitt, Papadimos & Company. Para ellos -elegidos para guiar el rumbo- somos fantasmas, caparazones vacíos que navegamos a la deriva, como barcos perdidos.

viernes, 16 de marzo de 2012

Sube y baja


Julio de 2005. Pleno verano: Carlos y yo viajamos a Madrid. España está feliz. Lleva más de 4 años en la Eurozona y se respira en el aire el optimismo del bienestar. Desde el avión, algunas señales podrían ser preocupantes... ¿están deshabitadas esas enormes urbanizaciones? 

"Pero ¿de qué me estás hablando tía?", te podría responder asombrado y ofendido cualquier madrileño en esos momentos de pujanza sin límite. Todavía falta para que hablemos de burbujas inmobiliarias...

Mucho calor, poca gente en Madrid: Todos veranean felices lejos de las temperaturas sofocantes. Sólo turistas e inmigrantes pobres por las calles madrileñas y 40 grados a la sombra.

Domingo en Madrid: Perdemos el vuelo de regreso. Muchas horas de espera y más calor. Entonces, corremos a un cine para refugiarnos del bochorno y porque hay una película argentina en cartelera: Cama adentro.

Argumento: Plena crisis económica, año 2002. Una señora de clase media en Buenos Aires intenta sobrevivir a la debacle. No puede. Sólo la salva de la calle su empleada doméstica, que ha trabajado en su casa con"cama adentro" (argot del rubro) durante años y la cual está mas preparada que la otra para sortear situaciones adversas.

Reacción hiperbólica de mi parte: lloradera durante los 90 minutos del drama porteño. Resortes pequeñoburgueses a flor de piel. Recuerdos de una crisis que también de alguna manera nos alcanzó y nos hizo huir de Argentina. 

Espectadores en la sala: Cuatro. Y los otros dos, argentinos. Los españoles no se identifican para nada con este drama tan del subdesarrollo sudaca.

Domingo por la noche: Tomamos el vuelo de regreso a México. Durante los próximos 6 años la historia española dará mucho de qué hablar. Mientras tanto nosotros volveremos a la Argentina, que- como el Ave Fénix- habrá resurgido de sus cenizas. Casi literalmente.

Invierno 2012: Regreso a Madrid. Todo ha cambiado. Plena crisis. Lo que era impensable en el 2005, ahora no hay manera de ocultarlo. Desempleo. Sospecha de recortes. Prima de riesgo. Especulación. Recuerdos del 15M. Amenazas del 29M. Desesperanza. 

Mitad de semana, paseo a medianoche por calles de Madrid: Poca gente. Parejas. Amigos en bares. Todo discreto. Medio Madrid vendiéndose o alquilándose. Personas durmiendo en la calle. Pidiendo dinero. En una esquina, señora de unos 60 años, muy clase media, revolviendo contenedor de basura. Nos ve. Sale despavorida. Imagen familiar… Lamentablemente, esto ya lo he vivido antes…Sin lugar a dudas , todavía hay mucho que aprender de todo esto…


domingo, 22 de enero de 2012

Bagatelas


Reflexiones inútiles luego de leer el diario...

1. Dos ONG dicen que la muerte el año pasado de más de 50.000 personas en el Cuerno de Africa a causa de la hambruna, se habría evitado si la ayuda humanitaria hubiera llegado a tiempo. A ver… a ver… Ummmm…Somalia, Etiopía, Kenia y ¿cómo era que se llamaba el otro país? Ah sí, Djibouti... Claro, con ese nombre ¿quién se va a enterar de que alli alguien se muere de hambre?

2. En el mismo diario: El FMI necesita un billón de dólares para salvar a los países europeos de la crisis. La cifra en sí misma es elocuente. ¿Para ayudas humanitarias se manejará el mismo presupuesto?

3. Leo también muchas noticias relacionadas con Francesco Schettino y pienso que la suerte es muy engañosa. Lo que a primera vista pareciera una bendición, luego se convierte en una pesadilla interminable. Schettino, tuvo la inmensa suerte de caer accidentalmente en un bote salvavidas y ser uno de los primeros en salvarse del naufragio del Costa Concordia. Y sin tiempo para agradecerle a dios tanta bondad, ya le estaban cayendo encima el equivalente a 10.000 cruceros en críticas y cuestionamientos. Sin lugar a dudas, hay algo que dejó claro Schettino: estos no son tiempos para grandes proezas.

4. Divago sobre Africa, naufragios varios y gestos heroicos y mi mente me lleva a aquel general canadiense, Roméo Alain Dallaire. Comandante de la fallida UNAMIR, Dallaire trató por todos los medios de impedir en 1994 el genocidio de más de 1 millon de personas en Ruanda. Fue desoído. Casi los mismos países que retrasaron la ayuda humanitaria en el Cuerno de Africa, fueron los que le dieron la espalda a Dallaire y a más de 2 millones de personas. A pesar de todo, Dellaire con muy pocos recursos, pudo salvarle la vida a más de 20.000 tutsis ...

5. Vuelvo al diario. Leo que los sobrevivientes del crucero encallado en las costas del Mediterráneo sólo tuvieron palabras de agradecimiento para los habitantes de la isla de Giglio. 1.500 almas que al instante del accidente se lanzaron al mar para rescatar y ayudar a los pasajeros que, en menos de 2 horas, vieron cómo su promesa de navegar por mares de ensueño se convirtió en la versión devaluada del Titanic. Esta vez sin iceberg, sin orquesta y a escasa distancia de la costa.

6. Cierro el diario. Tengo dudas. Muchas preguntas... No sé. Mi mente no para. Pienso y pienso cosas...Puras tonterías...Puras bagatelas.

miércoles, 18 de enero de 2012

Poner el pecho


El 25 de julio del 2000 a tan sólo 7 meses de nacido, el siglo XXI nos mostró con el único y último accidente del Concorde en Francia, que este sería un siglo marcado por caídas estrepitosas. Año y medio después, con el episodio de las Torres Gemelas, ya no nos quedó dudas de que este sería el siglo en el que todo se vendría abajo.

No sólo aviones y edificios se derrumbaron . También estallaron creencias, gobiernos, mitos, confianzas, garantías, hipotecas... hasta incluso, prótesis mamarias. Y si el año pasado por estas fechas seguíamos los detalles de la primavera árabe y si Mubarak se iba o se quedaba... Un año después, el interés de todos está centrado en los senos de miles de mujeres. Y, no por lo que todo el mundo creería, sino por el mega fraude de Poly Implant Prothèse que ha afectado a más de 500.000 mujeres en todo el planeta. En esta crisis que nos ha alcanzado a todos, hasta los implantes se desinflan.

Poly Implant Prothèse, más conocida por sus siglas PIP, era una empresa francesa muy seria, la tercera proveedora de prótesis mamarias en el mundo. Que tenía que pasar los controles de la UE y más precisamente del laboratorio alemán autorizado para tal tarea: el TÜV Rheinland que, muy amablemente, les notificaba a PIP, el día y la hora de la inspección.

Tanta educación y buenos modales le permitió a Jean Claude Mas, dueño de PIP y padre de esta monstruosidad, disponer de todo el tiempo del mundo para ocultar y sustituir la silicona industrial, mucho más barata pero altamente riesgosa con la que rellenaba las prótesis (que luego vendía a precios super económicos) por la silicona médica autorizada para este tipo de prótesis... Y claro, al momento de los controles, todos contentos!

Algunos países como Francia, Holanda, Venezuela y Brasil le han hecho frente al problema y pagarán las intervenciones para extraerles las prótesis a las mujeres afectadas. También el recambio de las mismas si las mujeres se operaron por razones sanitarias. Pero hay más países involucrados que todavía no se han pronunciado ante este enorme problema.

Mientras tanto PIP, que se declaró en quiebra en el 2010, acumula todo tipo de demandas. Y Jean Claude Mas, espera plácidamente recluido en su mansión en la campiña francesa a que pase la tormenta. Pero pasará? Son más de medio millón de mujeres que tienen dos bombas de tiempo en su pecho. Que están como las minas antipersona: desperdigadas por toda la geografía del planeta, a punto de estallar en cualquier momento y muertas de miedo.

En esta extraña época donde todo parece funcionar al revés, y lo que estaba arriba está abajo y viceversa, es también un tiempo muy propicio para el ajuste de cuentas. Ahora todos exigimos que se desentrañe la enorme cadena de impunidad y que los responsables se hagan cargo. Ahora les toca a otros poner el pecho y reinvindicar a las víctimas. Nada más.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Rosh Hashaná

Un día, no hace mucho, mi tío Esteban me contó cómo él, mis abuelos y 3 de sus hermanos, -mi papá entre ellos- lograron salir de Alemania en 1939. Y la historia es realmente muy interesante. Mi abuelo era veterinario en Berlín y un vecino suyo (los alemanes siempre han sentido adoración por sus mascotas) tenía un perro al que mi abuelo atendía. Por lo que me contó mi tío, infiero que este señor entabló una estrecha amistad con Aser (que así se llamaba mi abuelo), más allá de la simple relación veterinario-canino.

Porque (y éste no es para nada un detalle menor) el señor en cuestión era un oficial de la Gestapo y mi abuelo, un veterinario judío. Fue ese oficial nazi quien lo convenció de salir de Alemania lo más rápido posible. E incluso fue quien le sugirió a mi abuelo los nombres de algunos posibles y remotos países donde tal vez podrían estar interesados en contratar a un veterinario alemán. Uno de esos países fue Venezuela. Y luego de traducir y enviar todos sus documentos al lejano país, a principios de 1939 les llegó la ansiada visa.

En Alemania, sin embargo, se quedó por decisión propia la mayor de sus hermanas, mi tía Erika, activista sionista y a la que no hubo forma de convencer para que emprendiera el viaje junto a su familia. Mi tía Erika, con tan sólo 20 años se quedó en Berlin, luchando por su sueño: el sueño de Israel.

Atravesó toda Europa en plena guerra y pudo salvar a muchos niños judíos. Vio y de seguro vivió situaciones desgarradoras. Luego de un esfuerzo titánico y de la ayuda de mucha gente, mi tía junto con otros miles de judíos venidos de todo el mundo, llegó a Israel.

Estas dos historias pequeñitas y milagrosas hablan de solidaridad, de personas que tendieron sus manos para ayudar. Los que lograron salvarse de semejante genocidio y los que fundaron Israel necesariamente tienen que haber vivido historias similares, de profundísimo agradecimiento por esa segunda oportunidad. Porque el estado de Israel se fundó sobre la base de la esperanza. Quienes lo fundaron burlaron a la muerte y apostaron por la vida y el perdón ¿o no se trata de eso el Yom Kipur?. Lamentablemente y después de tantos años, pareciera que Israel es algo muy distinto.

Hoy Israel es un país lleno de odio, de segregación, de muros y de violencia. Con extremistas fanáticos empeñados en resucitar el Israel bíblico. Un país que pareciera recordar su trágica historia sólo para sembrar más dolor. Como marcado por un sino trágico.

A horas de comenzar la celebración de Rosh Hashaná y ante el inminente pedido del presidente Mahmud Abbas por el reconocimiento de la ONU del Estado Palestino, ojalá que Israel cambie el rumbo. ¿O será que no fueron suficientes millones de muertos para aprender la lección?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La dieta de la felicidad

Como ya está aquí la primavera, he decidido bajar de peso. Pero no los 4 o 5 kilos depositados cómodamente en mi cintura. No, a esos los dejo tranquilos por ahora. Los que me pienso quitar son los kilos de enojos que llevo acumulados desde hace tiempo en otras partes del cuerpo. Y hoy empecé.

Le mandé un mail a una amiga con la que estaba peleada durante muchos años por una tontería. Le escribí un mail corto, sobrio. A buen entendedor, pocas palabras. ¿Y qué tuve como resultado? El mail rebotó. Así de sencillo. Mi carta conciliatoria, de nuevo en mi bandeja de recibidos, con la cantidad de algoritmos y cosas raras con que vienen los mails abortados por mala praxis. En fin. Pero he de reconocer que mientras duró la esperanza del envío fui inmensamente feliz. Y por sobre todas las cosas, libre de ese enojo.

Ahora, qué dilema. Tengo la dirección mala y no sé si valdrá de algo este esfuerzo titánico de reconciliarme con la gente. Tal vez no. Tal vez todos los libros de autoayuda sean una enorme mentira y de nada vale si el otro ni se entera. O lo que es peor, pero a la vez más auspicioso. Dios me ama tanto (los libros de autoayuda no son inofensivos) que intervino inmediatamente para que no quedara como una verdadera boluda y tengo que estarle agradecida. Quién sabe… Aunque la felicidad es así, esquiva y difícil. Y más si quieres alcanzarla en forma de dieta.